Opinión

MaRS, un potente ecosistema para emprender

Esta vez toca hablar de MaRS, que nada tiene que ver con Marte, sino con un antiguo hospital reconvertido en Centro de Innovación sin ánimo de lucro que busca conectar a las empresas con la ciencia, la tecnología y el emprendimiento.

Amalio Rey | 07/05/2012 12:45

por Amalio Rey | Entrada Original en su blog

Quiero explicar en esta entrada cómo MaRS ha sabido crear un robusto “ecosistema de emprendedores”, y qué podemos aprender de esta experiencia para la promoción de iniciativas parecidas; siendo consciente que en España estamos en un estadio diferente y que el reto aquí requiere una respuesta que se adapte a nuestras propias condiciones.

MaRS es una iniciativa emblemática en Canadá que ha despertado grandes expectativas porque se presenta como un nuevo modelo híbrido de transferencia de tecnología a gran escala que busca acelerar el acercamiento entre la ciencia y la empresa. Es un edificio bastante espectacular, situado en lo que llaman el “Discovery District”, un área de unos dos kilómetros cuadrados donde se produce una gran concentración de centros de I+D dedicados a la investigación biomédica.

El 30 de Abril me reuní con Earl Miller, el Director de Strategic Parternship, que después me acompañó a una visita por sus instalaciones. Seguidamente me di un paseo por mi cuenta, que es algo que me gusta hacer siempre, porque voy más pausado y puedo observar a mi aire.

La primera fase del edificio, que está casi completa, cuenta con unos 70 mil m2 de oficinas, laboratorios, espacios para eventos y otras facilidades. Están ahora avanzando en la segunda fase, que esperan dejar lista este mismo año, y que va a duplicar la disponibilidad actual.

MaRS es un “urban hub”, que abrió en 2005 en pleno corazón de Toronto, y que pretende convertirse en el nodo principal que lidere las conexiones dentro de la fuerte concentración de centros de I+D que existe en la zona. Pone el foco principal en la promoción de empresas o start-ups, o sea, en el fomento de emprendedores tecnológicos, sobre todo en las áreas de: Ciencias de la Vida y Salud, TIC, tecnologías medioambientales (“CleanTech”) e Ingeniería y materiales avanzados. Asimismo, tiene una línea especial de Innovación Social, en la que no profundicé y lo siento porque después me dijo Ramón Sangüesa que era interesante.

Su impacto en términos de empleo es significativo. Todos los días van a trabajar al edificio de MaRS unas 2.300 personas, y se espera que la cifra aumente a más de 5.000 cuando se inaugure la ampliación a finales de año.

El proyecto es caro, aunque la carga se distribuye entre una gran variedad de contribuyentes: donaciones particulares, aportaciones de empresas privadas, recursos de fundaciones, y ayudas públicas de los gobiernos de Canadá y de Ontario. Según me explicaron, ahora mismo es autosuficiente en términos financieros, porque el 60% de los costes operativos se cubren con el pago de alquileres, y el resto con la organización de eventos y otras actividades que generan ingresos.

Lo que más me gustó de MaRS es el claro enfoque de “ecosistema” que vertebra todo el proyecto. Es la palabra que más repitió Earl Miller durante toda la conversación.  Igual que comentábamos en el post del CSI, ellos también creen en las ventajas de juntar físicamente en un mismo sitio a las distintas piezas que se necesitan para un ecosistema de emprendimiento. En palabras de Miller: “La cercanía física ayuda, y mucho más de lo que creemos, incluso en estos tiempos de Internet”.

Un ecosistema se basa en combinar en armonía a una gran diversidad de agentes que añaden valor al proceso, y en esto MaRS es un ejemplo estupendo porque pone a trabajar juntos a científicos, empresarios e inversores. “Es como una orquesta, que si no está bien compensada, suena mal” insistió Miller.

En MaRS han conseguido aglutinar en el mismo edificio a un número importante de:

  • Laboratorios de I+D de grandes compañías
  • Incubadoras para jóvenes emprendedores
  • EBTs o pymes innovadoras de base tecnológica
  • Entidades de Capital-Riesgo especializadas en este tipo de negocios
  • Agentes de intermediación y promoción de transferencia de tecnología
  • Firmas de servicios profesionales (jurídicos, comunicación, diseño, internacionalización, etc.).

Así que es posible encontrar a pocos metros cualquier servicio o apoyo que se necesite para valorizar en el mercado un resultado de I+D. Por cierto, hay un artículo que da pistas sobre el diseño de estos ecosistemas y que recomiendo leer. Lo escribió Daniel J. Iseberg de Babson College para Harvard Business Review: “How to create an Entrepreneurial Revolution”.  Es de pago, pero encontré una versión anterior en PDF que te puede servir igual.

MaRS tiene varios programas específicos de pre-incubación e incubación. Visité el espacio de MaRS Commons, especializado en TIC e industrias del entretenimiento, donde había varios emprendedores en régimen de co-working. Destaca JOLT,  una aceleradora centrada en start-ups de negocios-webs y móviles. Si el proyecto es aprobado, le conceden unos 25 mil euros de capital-semilla a cambio de 6-8% de participaciones en la empresa.

Hay también una fuerte actividad formativa que incluye programas como “Entrepreneurship 101” (una serie de 30 seminarios semanales y gratuitos sobre temas clave para los emprendedores), “The MaRS Best Practices” (jornadas mensuales de buenas prácticas en emprendimiento) y la herramienta digital “Entrepreneur’s Toolkit” que incluye artículos, vídeos y otros recursos online para ayudar al lanzamiento de nuevas compañías.

Le pregunté a Miller si, de acuerdo a su experiencia, ¿los ecosistemas “se crean”?. Y él me dijo esto: “Si tienes los activos, entonces los juntas, pero necesitas los activos”. O sea, ellos han creado MaRS porque partían de una situación en la que ya estaban las piezas y lo que hacía falta era crear algo que las juntara, que las conectara. Para eso en algunos casos se apuesta por un modelo virtual y en otros, como éste, por un edificio que sirve de “hub” para liderar la red. Su respuesta está en la línea de este post, donde sosteníamos que los ecosistemas no “se crean”, sino que “se activan”.   

Para que un ecosistema como éstos sea sostenible a largo plazo es fundamental implicar a inversores particulares y privados. En MaRS se ha conseguido, según sus promotores, una justa simbiosis entre lo público y lo privado. Pero lo más curioso es que a pesar de que los gobiernos de Canadá y Ontario han aportado fondos importantes al programa, MaRS es dirigido por un “Board of Directors” totalmente independiente,  en el que NO HAY ningún representante del gobierno. La explicación es clara: “quieren estar muy cerca del mercado, y de la demanda”, y para eso necesitan el input de agentes que sean verdaderos practicioners, y que entiendan cómo aportar valor genuino al sistema.

El hecho de que MaRS sea una organización sin fines de lucro ha ayudado a crear un activo movimiento de voluntarios. Me explicaba Miller que cuentan con cientos de seniors y profesionales para proveer servicios de asesoría o mentoring a los emprendedores. También, que estos servicios son muy valorados por las start-ups dado que son de gran calidad, y les resultaría imposible pagarlos. Otro input que aprecian mucho es la posibilidad de acceder a información estratégica para sus negocios. Esto no es ninguna tontería porque según datos de MaRS, en 2010 se facilitaron de forma gratuita a los socios servicios de investigación de mercado por valor de 10 millones de euros.

Un aspecto que MaRS considera crítico para que este tipo de ecosistemas funcione bien es el acceso al capital. No solo porque es un factor de atracción hacia el hub de emprendedores y servicios de apoyo, sino también porque introduce rigor y altos niveles de exigencia a la sostenibilidad de los negocios que se impulsan. Para que se tenga una idea, en el año 2010 se consiguieron 83 millones de euros en financiación de VC y Business Angels para proyectos alojados allí.

Antes de terminar, quiero destacar que en Toronto se aprecia una clara intención de sumar voluntades. Los agentes se han dado cuenta que están en tiempos de colaborar y de compartir costes, porque los retos económicos y sociales son demasiado complejos para dispersar y solapar esfuerzos. En las entrevistas me lo decían con una naturalidad y un convencimiento, que me resultaba chocante para lo que veo aquí.

MaRS está liderando varios proyectos que buscan la coordinación y la acción conjunta, y uno que me llamó la atención especialmente es MaRS Innovation, que agrupa en una entidad común la estrategia de comercialización de resultados de I+D de 17 centros de investigación (ver listado).

Para ellos, agregar recursos y capacidades es de sentido común, no hay opciones alternativas a la colaboración, y eso me produjo mucha envidia porque en España malvivimos entre tantas estructuras repetidas y proyectos sub-financiados que se disputan entre sí los mismos objetivos, lo que hace muy difícil que la gente se ponga de acuerdo incluso cuando las ventajas de hacerlo son evidentes, como intenté explicar en mi post “La teta pública redundante”.

Pues nada, esperando que te haya sido útil la crónica, si quieres ver imágenes de la visita a MaRS, cómo es el edificio y la envergadura del proyecto, date una vuelta por nuestro álbum de Flickr.


Amalio Rey

Amalio Rey
AmalioRey.com



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