La palabra bot tiene un contexto negativo, pero no tiene por qué ser malo. Existen bots que informan sobre el tráfico, el tiempo o los precios de la gasolina, y que generan una información muy útil. Además, pueden ayudar a los internautas a resolver sus dudas a las horas en las que no haya una persona detrás del ordenador.
Séntisis ha desarrollado una investigación para poder filtrar la conversación bótica y analizarla de forma independiente. Las conclusiones que han sacado son que algunos usuarios automáticamente publican contenido de ciertos medios. Esto puede hacerse para posicionar las noticias en la red social y que aparezcan primero en la búsqueda de los usuarios, lo que repercute en mayor tráfico en la web y por tanto más ingresos.
Otros, por su parte, utilizan bots con fines u objetivos. Un fin puede ser desde hacer que su artista favorito participe en un concurso a generar mala imagen sobre un partido político o compañía. Aquí hay que destacar que existe una fina línea entre bots y grupos de trolls, dado que si se planifica un comportamiento para atacar a una entidad en un determinado momento, este comportamiento puede ser automatizado o pueden ser usuarios reales, pero definitivamente no es un comportamiento espontáneo.
Otra parte de la comunidad simplemente se aprovecha de la automatización para hacer el contenido eficiente. Hay plataformas que hacen que nuestro comportamiento sea "más bot", que utilizamos con mucha frecuencia, como las plataformas que permiten planificar tuits.
Algunos bots, para evitar ser identificados por Twitter, tienen nombres y apellidos generados automáticamente y descripciones estándar que usan refranes. Además, se siguen entre ellos e incluso dejan de publicar cada cierto tiempo y generan nuevas cuentas.
En su investigación, Séntisis ha conseguido identificar este tipo de usuario cruzando la semántica con momentos temporales, es decir, comprobando qué cuentas comparten el mismo contenido sin aportar opinión en un momento justo.
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