ENTREVISTA

"Es posible que la realidad virtual llegue a optimizar la enseñanza de la conducción"

Las autoescuelas que ofrecen formación a distancia han visto crecer en un 172% la matriculación de nuevos alumnos y alumnas a lo largo del primer mes de confinamiento. A este dato se suma que el tiempo invertido en las sesiones online haya crecido un 51%, evidenciando el auge de estos centros de educación vial durante la crisis sanitaria. Miguel González-Gallarza, presidente de la Plataforma de Autoescuelas Digitales (PAD) revela para Cibersur las claves de esta revolucionaria forma de enseñanza.

José Muros | 02/06/2020 10:44
Las autoescuelas que forman parte de la plataforma que preside, la PAD, han experimentado un enorme incremento en el número de nuevos alumnos y alumnas, ¿estaban preparadas para tanta demanda?

Sí, el hecho de que se trate de un producto digital nos permite acoger a muchos usuarios a la vez, sobre todo gracias a que el propio proceso de inscripción requiere de escasa participación humana y el elevado volumen de solicitudes no supone una amenaza para la estabilidad del sistema.

Ni siquiera han debido ajustar la capacidad de sus servidores

Exacto. Es cierto que los procesos de “back officce” (procesos internos de gestión empresarial) han tenido que ser adaptados durante dos largas semanas de trabajo, pero el alumnado no se ha visto abocado a ningún “cuello de botella”, ni a la merma en la calidad de los servicios.

En las últimas semanas, muchos alumnos han pasado de recibir clases en los centros físicos a hacerlo a través de Internet, ¿se han habituado fácilmente al cambio?

Hay que tener en cuenta que nuestro principal “target” (público objetivo) está formado por “nativos digitales”, muy acostumbrados a hacer muchas cosas online, entre ellas aprender; por lo tanto, algo como sacarse el examen teórico del carnet de conducir de esta manera no les parece nada extraño.  Alumnos y alumnas de otras edades, quizás menos acostumbrados a las herramientas digitales, pueden acudir a los equipos pedagógicos que están detrás del producto si lo necesitan, a pesar de que los sistemas han sido diseñados para ser bastante intuitivos.

¿Se diferencian muchos sus métodos de enseñanza online de los que cualquier otra escuela o academia a distancia?

Nos miramos en los mejores referentes de “e-learning” (educación telemática), en los cursos y aplicaciones que utilizan, y por eso nos dotamos de contenidos interactivos, servicios de evaluación continua que avanzan conforme lo hace el usuario, etc. Incluso los propios contenidos se adaptan al nivel del estudiante; por ejemplo, si le cuesta más trabajo aprender aspectos relacionados con la velocidad estos contenidos le aparecerán con más frecuencia. Queremos que el propio algoritmo aprenda con el alumno, lo que permite tener un producto de mucha calidad con poca intervención humana; esto no significa que la labor del pedagogo desaparezca, sino que el algoritmo le sirve como refuerzo para llegar a más personas.

¿Qué alternativa están ofreciendo a las clases prácticas, ahora que no está permitido salir de casa?

Estamos impartiendo contenidos a distancia que pueden ser aplicados a la práctica. Por ejemplo, los alumnos y alumnas que ya han aprobado el examen teórico del carnet de conducir reciben contenidos formativos, tales como vídeos sobre conducción, maniobras, etc., e incluso ejercicios que pueden hacer desde casa, como el de simular el manejo del volante entrenando con algún objeto circular. Quizás muy pronto haya otras tecnologías, como la realidad virtual, que puedan optimizar la enseñanza de la conducción.

¿Cree que el confinamiento supondrá un antes y un después en el uso de estas plataformas de formación online?

Estoy seguro de que sí. En este momento, las autoescuelas digitales son la única opción posible de formación, ya que las tradicionales están cerradas y muchas no disponen de la infraestructura necesaria para atender a su alumnado a distancia. Pienso que estamos ante una transición irreversible, y que cada vez habrá más personas que soliciten formación digital, ya que es más barata, accesible e intuitiva. No sabemos qué mundo encontraremos a la salida de la crisis sanitaria, pero seguramente no sea un mundo en el que convenga hacinarse en aulas donde aprender o hacer exámenes. Todos vamos a tener que adaptarnos a las nuevas circunstancias.


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