Tecnología de la NASA para frenar el coronavirus

Cuando David Garrido comenzó a trabajar en su compañía con un nuevo sistema de desinfección de ambientes, poco podía imaginar que, meses después, acabaría dando respuesta a una demanda sin precedentes como consecuencia de una emergencia sanitaria global.

Y es que a las medidas higiénicas recomendadas para paliar la infección por coronavirus, tales como guantes, mascarillas o hidrogeles, ahora se suma una tecnología mediante oxidación que, en algunos sectores, es utilizada desde hace décadas: “Es el sistema que aplica la NASA para mantener una asepsia y una desinfección en sus naves aeroespaciales. Lo hace, por ejemplo, en la Estación Espacial Internacional (ISS)”, señala Garrido, CEO de Aquamile Spain.

Esta empresa sevillana se ha convertido en distribuidora oficial del BKM, un dispositivo desarrollado por la italiana Idrobase Group, que garantiza hasta un 99% de efectividad en la limpieza ambiental de un espacio cerrado.

“El BKM no utiliza ningún tipo de biocida (sustancia empleada para matar organismos), sino que su funcionamiento es, básicamente, el de un filtro de aire. En el interior del dispositivo hay una luz ultravioleta proyectada sobre un catalizador de dióxido de titanio, que emite electrones durante un proceso de oxidación. El aire es succionado a través de una turbina y, cuando pasa por esa nube de electrones, se desactivan los compuestos orgánicos volátiles que hay en el ambiente, es decir, virus, bacterias, moho, etc”, explica Garrido.

Comercialmente han sido lanzados diferentes modelos capaces de realizar este proceso, en función de las necesidades de los usuarios: desde los más pequeños, que permiten desarrollar el tratamiento en habitáculos de hasta 25 metros cuadrados (elementos portátiles que, por ejemplo, pueden ser transportados en una ambulancia), hasta otros destinados a fines industriales, diseñados para aumentar su alcance a espacios de hasta 500 metros cuadrados (oficinas, hospitales, escuelas, etc).

Gracias a sus características, tanto de tamaño y peso como de seguridad, el BKM pasa a convertirse en un electrodoméstico más del lugar donde es instalado. Hacerlo funcionar es tan sencillo como conectarlo a una toma de corriente de 12 voltios y dejarlo funcionar durante las 24 horas del día garantizando, además, un bajo consumo de energía (el modelo más potente apenas supera los 600 vatios, aseguran desde la compañía).

 “Al no utilizar ningún tipo de biocida, es totalmente inocuo para las personas y para las mascotas, por lo que puedes realizar la desinfección del aire de forma continua sin tener que desalojar un supermercado, una industria, o un hogar. Otros tratamientos también son efectivos, como los que usan desinfectantes u ozono, pero requieren de unos plazos de seguridad porque las personas no pueden estar ahí mientras se desarrollan”, apunta David Garrido. “Por otro lado, estos tratamientos tienen un tiempo de efectividad limitado; pasado un tiempo tienes que volver a repetirlos. Con nuestra solución, la continuidad es total”.

En España, la alta demanda de estos dispositivos ha llegado a superar el número de unidades disponibles. Tal y como indica Garrido: “Tenemos una elevada cantidad de pedidos desde el sector público y desde el sector privado, especialmente en sectores como los de la hostelería, la restauración, cadenas de supermercados, etc, que quieren instalar el sistema para que sus clientes se puedan desenvolver en condiciones seguras. En este momento no disponemos de stock, y la lista de espera es de entre dos y tres meses.”

Mientras esta demanda es satisfecha, el sistema está siendo testado en algunos de los territorios en los que mayor impacto ha tenido la pandemia: “Una unidad de producción que ha reabierto en la ciudad china de Ningbo ha empezado a trabajar con esta tecnología. También lo están haciendo algunas fábricas situadas en el norte de Italia”.

Casos que son la avanzadilla para conocer si nos encontramos ante una de las armas definitivas en la batalla para vencer al coronavirus.