Aislados pero conectados con el mundo

Trabajamos desde casa. Aprendemos desde casa. Compramos desde casa. Y,  por si todo esto fuera poco, estamos aprendiendo a relacionarnos con nuestros amigos sin necesidad de pisar la calle. El actual estado de confinamiento decretado en nuestro país ha agudizado el ingenio a la hora de plantear alternativas a nuestras rutinas habituales, apoyadas en la tecnología. Alternativas que se suman al empleo que ya hacíamos de todo tipo de herramientas basadas en las telecomunicaciones, ya sea en forma de participación en redes sociales, comunicación por aplicaciones de mensajería, u ocio a través de televisión a la carta.

En las primeras semanas de confinamiento, el consumo de Internet se elevaba en España hasta un 80% impulsado, especialmente, por la llegada del teletrabajo (así lo atestigua, según Madrid Internet Exchange, que el tramo de mayor consumo se datos se produzca entre las 11 horas y las 14 horas)  y el aumento del entretenimiento online (en el que está incluido, por ejemplo, el aumento del uso de redes sociales en un 55%, según Comscore).

Esta demanda sin precedentes ha obligado a la industria de las telecomunicaciones a someterse a una continua adaptación conforme se adaptaba también la vida de usuarios particulares, empresas e instituciones a la nueva situación.

“El teletrabajo, en la mayoría de las grandes empresas, no era algo especialmente extendido, por lo que en muy poco tiempo ha habido que aumentar la capacidad de los servidores, aumentar el ancho de banda de las redes de comunicación o reforzar los servicios de los operadores de sistemas”, asegura Leandro Pérez, presidente de AUTELSI (Asociación Española de Usuarios de Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información).

Una serie de protocolos que han supuesto un auténtico reto para estas empresas que, a pesar de la ralentización o caída experimentada por algunos servicios durante los primeros días de confinamiento, han sabido dar una respuesta eficaz a la crisis: “El sector de las telecomunicaciones es muy elástico. Frente al crecimiento de la demanda basta con aumentar la capacidad de un centro de procesamiento de datos con una tarjeta nueva de memoria o elevando la capacidad de disco; algo similar ocurre cuando las herramientas de trabajo se encuentran en un entorno cloud (nube)”, indica Pérez.  

Como dato curioso, cabe destacar que el escenario actual no ha sido planteado, por parte de las empresas de telecomunicaciones, como una oportunidad en la que someterse a un replanteamiento de las estructuras, sino como un momento en el solo cabe la apuesta por afianzar tecnologías ya existentes: “En esto de la transformación digital no se ha apostado por digitalizar hasta la “última milla”, sino que se está volviendo a lo básico, ya que lo prioritario es que funcionen herramientas tan elementales como el correo electrónico o, en el caso del sector sanitario, las que permiten consultar el expediente médico de un paciente”.

Son tantos, y tan importantes, los datos que fluyen a través de las redes de telecomunicaciones que, aseguran desde AUTELSI, si hay que extraer una enseñanza tecnológica de esta crisis debería estar escrita en términos de ciberseguridad: “No podemos tener teletrabajo con sistemas de información que descansan en software vulnerable. Aún así, hay un gran número de técnicos de departamentos de seguridad informática que lo están dando todo para prevenir que los sistemas no colapsen ante una situación así en el futuro.”

Los primeros análisis apuntan a la extracción de este tipo de conclusiones, pero  aún queda un largo camino por recorrer que será equiparable, sobre todo, a la duración que tenga la batalla contra el coronavirus, y quién sabe si conducirá a un más allá. Está por ver si la reconversión tecnológica en ámbitos como el laboral supondrá un cambio de paradigma que conlleve, por ejemplo, la implantación definitiva del teletrabajo en determinados sectores. Pero si en algo coinciden propios y extraños es en valorar la importancia determinante que la tecnología está teniendo como compañera de confinamiento: “En un contexto como el actual”, concluye Pérez,  “la tecnología ha pasado de ser una piedra de apoyo a ser la piedra angular”.