Renovarse o morir: el sino de las pymes

Lunes 16 de marzo. Entra en vigor en nuestro país el decreto por el cual quedan regulados los desplazamientos de los ciudadanos dentro del territorio nacional. Las actividad cesa en la calle, pero en los domicilios la vida sigue. Muchos de los productos o servicios a los que acceden los españoles con regularidad, ahora son consumidos a través de otras vías, principalmente Internet.

“Nosotros siempre decimos que, en condiciones normales, en las que la población no está confinada en casa, un 25% de los consumidores aseguran que no van a una tienda física, sino que prefieren ver una página web”, explica Lola puerta, directora general de la empresa GoDaddy en el sur de Europa.

Partiendo de este dato, no es de extrañar que durante los primeros días de confinamiento, el volumen de información que circula por las redes IP se haya llegado a incrementar hasta en un 40%. Pero, ¿qué ocurre con las empresas, especialmente las pequeñas y medianas, que no ofrecen sus productos a través de Internet? ¿Son muchas las que aún no lo hacen? Según Puerta, “teniendo en cuenta que el boom de las “puntocom” se produjo hace 20 años, sorprende ver que más de la mitad de las pymes en España no tiene página web, en concreto un 52% todavía ha dado el salto online”.

En palabras de esta misma fuente, son varias las razones que pueden explicar esta falta de previsión de las pymes antes situaciones como la actual, quizás imprevisibles pero, dada la experiencia, no imposibles: “Yo creo que sobra miedo y falta conocimiento sobre qué conlleva dar forma a una página web. Además, estas empresas no saben todo lo que se están perdiendo al no digitalizarse”.

Sí conocen bien los beneficios de la digitalización quienes decidieron adaptar sus negocios al ámbito tecnológico, aunque no lo hicieran desde sus inicios.

“Antes de tener página web, teníamos que viajar a diferentes provincias, buscábamos fincas grandes y visitábamos a posibles clientes para presentarles nuestros servicios”, comenta Eduardo Sandoval, director de la firma malagueña Dhoop Solar.

En un escenario que no es el más adecuado para poner en práctica estas visitas, la empresa, dedicada a la instalación de placas fotovoltaicas, sigue realizando su actividad y expandiendo su negocio a través de la red.

“Ahora tenemos dos tipos de clientes: uno más urbano, que es el que te busca por Internet, y otro más rural, el del sector agrícola, que te sigue conociendo por el boca a boca; eso sí, este segundo grupo, después de conocerte, visita tu página web para ver cuáles son tus servicios, los trabajos que has realizado anteriormente, etc”. Ahora es cuando han descubierto la verdadera utilidad de estar presentes en el universo virtual: “Esto es como sacarse el DNI, si montas una empresa necesitas crear una página web”.

Otros negocios, como el de Telephoneteacher, una academia de idiomas a distancia, sí nacieron con la premisa de que sus servicios necesitaban contar de base con un soporte tecnológico: “Nosotros comenzamos a funcionar en 2006 utilizando Skype desde un primer momento. Abrimos con una página web muy sencilla, con pocos medios, que hemos podido sofisticar poco a poco”, recuerda Lucca Movaldi, fundador de la empresa. “Como trabajamos con hablantes nativos del idioma, podemos tener un profesor en Sudáfrica y un estudiante en Missouri, Estados Unidos, y la tecnología es lo único de lo que disponemos para poder ofrecer un servicio de esta naturaleza”.

La experiencia en estos casos demuestra que la inversión de esfuerzo que puede suponer el salto digital es mínima en comparación con los resultados, especialmente en tiempos en que la presencia virtual es casi una obligación.

“Digitalizarse es más sencillo de lo que parece. Siempre recomendamos que el primer paso sea tener una página web, disponer de una tienda online 24/7, de mayor o menor complejidad. Una vez que la tienes, ya puedes generar alrededor de esa página web todo el movimiento en redes sociales, campañas de Google, un posible blog … estrategias para darse a conocer y, sobre todo, vender”, afirma Lola Puerta.

Porque, como recuerda Eduardo Sandoval: “Si no estás en Internet, no existes”.