Mascarillas y tecnología, un binomio a punto de explotar

Quién podría haber imaginado en la Nochevieja de 2019 que, entre las novedades que traería el nuevo año, estaría la obligatoriedad de llevar mascarilla en espacios públicos apenas unos  meses después. Atrás ha quedado el desconcierto inicial por la falta de estos materiales cuando, debido a la crisis sanitaria, las autoridades recomendaron su uso, ya que a día de hoy es posible encontrar mascarillas higiénicas, desechables o no, en cualquier farmacia, tienda de barrio o gran superficie.

Con las miras puestas en la llamada ‘nueva normalidad’, donde la recomendación inicial de utilizar mascarillas ha pasado a ser obligación en espacios donde no exista distancia social, algunas firmas convertían esta solución en una tendencia de moda más. Y solo era cuestión de tiempo que las nuevas tecnologías, las mismas que ‘salvaron’ tantas limitaciones durante la pandemia, entraran en juego aportando nuevas utilidades a este complemento.   

La web de crowdfunding (‘micromecenazgo’) Indiegogo ha registrado uno de sus éxitos más recientes con la llegada de una campaña que promete poner en marcha una nueva generación de mascarillas tecnológicas. Las LEAF son nuevos modelos que, tal y como aseguran sus responsables, se auto-desinfectan después de cada uso utilizando rayos ultravioleta, e incluso pueden conectarse a un teléfono móvil para testar la calidad del aire y la posible existencia de partículas nocivas. Por no hablar de su particular diseño transparente y ergonómico, que garantiza un blindaje cercano al 100% (en concreto, del 99,9997%), tal y como reza la campaña.  

“Aunque es visible para las impurezas del aire, la mascarilla es invisible para el ojo humano, por lo que puedes desbloquear tu teléfono mediante reconocimiento facial, así como el acceso a instalaciones seguras como un banco, una base militar o un edificio gubernamental, sin tener que quitártela cada vez”, defiende Alex Lightman, CTO y co-fundador de la idea, en el vídeo promocional de Indiegogo.

“A diferencia de las mascarillas convencionales, que usan tela o fibra fundida, esta tiene filtros desplegables de hojas tipo HEPA, con un área de superficie mucho más alta y que proporcionan un flujo de aire mucho mayor”, señala el CTO de la compañía. “Además, el filtro funciona por mucho más tiempo (aproximadamente un mes), es 100% lavable, 100% reciclable y elimina casi la totalidad de partículas del aire con un tamaño de 0,3 micras”.

En ocho minutos de vídeo, Lightman desgrana tanto la tecnología que hay detrás de LEAF como sus posibles ventajas en situaciones cotidianas de la ‘nueva normalidad’. Así, pone como ejemplo la seguridad que da a los distintos pasajeros de un servicio de transporte público o de un vehículo compartido, el contar con un sistema que limpia el aire concentrado que se respira en su interior.

Menciona el responsable, además, los beneficios que la reducción en el uso de materiales de usar y tirar puede conllevar para el medio ambiente: “Si todos tenemos mascarillas desechables, respiramos en ellas y luego, simplemente, las tiramos en la basura o acaban en el océano. No queremos llenar el mundo con cien mil millones de mascarillas de un solo uso, por lo que creo que, al igual que hay un movimiento por reducir el uso del plástico, debería haber uno para reducir los desechables”.

Se prevé, puesto que aún no hay fecha confirmada para su comercialización, que las nuevas mascarillas lleguen al mercado en diferentes tamaños, adaptables a cualquier forma de cara y a cualquier edad de usuario, y en una amplia gama de colores. También variará su precio en función de las utilidades con las que cuente: desde los 43 euros del modelo más básico, pasando por los 80 euros que cuesta la mascarilla capaz de desinfectarse apretando un botón, y hasta los 175 de la LEAF que monitoriza la calidad del aire a través del teléfono móvil.

“Creemos que este es el principio de una nueva era en la que eliges, no solo lo que comes, sino también lo que respiras”, indica contundente Lightman. A solo 5 días de finalizar la campaña de micromecenazgo, las ‘mascarillas inteligentes’ superaban en más de un 1040% la recaudación inicialmente planteada.