La reunión de 110 países, 17 comunidades autónomas y seis empresas en forma de pabellones a lo largo y ancho de 215 hectáreas en la Isla de La Cartuja supuso una inversión de 800.000 millones de pesetas, cerca de 5.000 millones de euros. El descubrimiento de América 500 años atrás por Cristóbal Colón fue lo que movió a tal dispendio en la capital hispalense, de donde partieron la Pinta, la Niña y la Santa María. Sin embargo, si el almirante genovés hubiese pisado la Expo'92 se habría encontrado con unos avances tecnológicos ajenos incluso para los coetáneos del evento.
En el plano emocional de los sevillanos quedan los conciertos en torno a la pantalla Jumbotron, las colas interminables como si fueran las rebajas, el Palenque, el gigante de Pakistán, las guiris, el Kangaroo Pub, el gazpacho a discreción y la mascota Curro. Todo ello en una superficie yerma no mucho tiempo antes y cosmopolita durante seis meses de 1992, tiempo en el que la tecnología cambió la cara (y la vida) a la ciudad.
Puerta al futuro
La Expo supuso que por primera vez se utilizase un sistema de reconocimiento de huella dactilar para la entrada al recinto de los visitantes. Algo ultranovedoso por aquel entonces basado en un chip que almacenaba información, y que aún hoy se utiliza, por ejemplo, en forma de tarjeta SIM del móvil que todos llevamos en el bolsillo.
Asimismo, IBM instaló 230 "ordenadores" en forma de torre que, según se recogía en las crónicas de la época, "responden al contacto con el dedo". Una característica habitual hoy gracias a los smartphones y tablets, cuya universalización no obstante se ha producido desde hace sólo un par de años. Dichas terminales estaban conectadas, eran interactivas, y entre otras aplicaciones podía sugerir un restaurante alternativo si el que buscabas estaba lleno.
Otra de las novedades fue la posibilidad de dejar mensajes grabados en terminales con cámara que almacenaban una imagen digitalizada del emisor del mensaje. Con ello, IBM planeaba la instalación de estaciones informativas en centros de compras y eventualmente en casa para poder acceder a un mundo de información. Un paso previo a lo que hoy conocemos como e-Administración y a la que accedemos por medio del DNI electrónico.
'Realidad virtual'
Sin duda, una de las novedades que mayor expectación suscitó fue el Cine en 3-D de Imax con gafas Fujitsu, consistente en un casco personal con visor que te permitía una visión global semejante a los juegos de ‘realidad virtual’, y el Cine Movimax, en el interior del "cubo" del Pabellón de España, que simulaba el movimiento de la película que se visionaba. En el mismo contexto se movía el Cine Espacial Omnimax, lo único aprovechable del Pabellón de los Descubrimientos tras el fatídico incendio que lo inhabilitó sólo unos meses antes de la apertura de la muestra. Con una pantalla semiesférica en una cúpula de 24 metros de altura, la proyección daba al espectador la sensación de estar 'inmerso' en lo que allí se exhibía, como el ojo de un huracán o un paseo espacial. Todo gracias a imágenes grabadas a doble velocidad de lo normal, con un sistema de bucle rodante y un film de 70 milímetros y proyección horizontal que ofrecían imágenes de gran realismo.
En cuanto a las telecomunicaciones, la Expo motivó la primera instalación de red RDSI en España, con más de 350 kilómetros de conductos de fibra óptica en forma de anillos. Todo ello permitía la transmisión de voz, textos e imagen; telefonía (línea multiservicio y servicio de información), redes Iberpac, Ibertex e Ibercom para V-SAT, datafono, mensajería vocal, teletexto y fax de alta definición. También destacaban la red de cableado integral para voz y datos, así como la red de distribución de televisión vía satélite y convencional, un avance que permitía que las salas de videoconferencia tuvieran una capacidad de transmisión de hasta dos megas por segundo.
Por su parte, Telefónica no se quedó atrás en cuanto a inversión al destinar cerca de 2 billones de pesetas en cuatro años, de los que 5.000 millones correspondieron a la Central Cartuja I. La Expo propició que Sevilla contara desde abril de 1990, dos años antes de la muestra, con un servicio en 900 Mhz (aún analógico, eso sí) que incorporaba el fax y que "experimentaba" con algo revolucionario: la Telefonía Móvil Paneuropea Digital, una red privada virtual sin cables y conectada a través de terminales móviles vía radio que, atención, no registraba interferencias. Además, la instalación de los centros de comunicaciones de Pineda y Carmona pemitían hasta 75.000 llamadas internacionales por hora, se instalaron 700 teléfonos públicos inteligentes y se comercializaron tarjetas especiales 'Expo'92' para llamar.
Pros y contras
En resumen, un sinfín de elementos que hicieron que la Exposición Universal resultara inolvidable para los que la visitaron, pero también considerada por muchos como una oportunidad perdida para que la ciudad y Andalucía se convirtieran en motor nacional. Cartuja'93 se hizo cargo del parque para su desarrollo hasta convertirlo en el parque tecnológico líder del sector y referencia nacional por número de empresas de I+D+i con mayor facturación de España.
No obstante, muchos de los elementos inolvidables de la muestra como el telecabina, el monorraíl, el Jardín Americano o el canal permanecieron abandonados durante años o se perdieron irremediablemente. Algo que no debe empañar lo vivido durante seis meses de 1992, año en que se le cambió la cara a una ciudad que se unió a la innovación.
Hoy, 20 años después, son varios los homenajes que se suceden con motivo de la efeméride, como visitas guiadas gestionadas por la Asociación Legado Expo, así como la relevancia que el día de hoy tiene en las redes sociales, con #Expo92 como Trending Topic nacional. Eco de un periodo que marcó a miles de sevillanos.
Para saber más de la Expo'92:
Vídeos:
- Punto de información táctil IBM
- Audiovisuales en Expo 92 Fujitsu, Espectáculo del lago
- Plaza Sony con la pantalla Jumbotron
- Tecnología y ciencia en la Expo'92
- Testimonios #meacuerdodelaexpoEnvíanos tus Comentarios